Los pensamientos están directamente conectados con las emociones y el resultado.
Artículo de la Dra. Emma Ribas publicado en la resvista RUNNER’S WOMAN
Cuando nos planteamos afrontar una competición y más si es larga distancia, tenemos que ser conscientes del funcionamiento de nuestra mente, el control mental puede ayudar a sacar todo nuestro potencial. Cada acto que llevamos a cabo está precedido de un pensamiento, pero nuestra forma de pensar no es neutra, sino que se sustenta sobre nuestras experiencias y creencias. Reaccionamos ante un suceso según nuestras expectativas, por cómo lo percibimos e interpretamos.
El modo en que las personas estructuran cognitivamente sus experiencias ejerce una influencia fundamental en cómo se sienten y actúan y en las reacciones físicas que tienen. Pero esta relación es recíproca, así que emociones, conducta y respuestas físicas contribuyen a mantener nuestras cogniciones.
La actitud mental positiva, imprescindible en el running
El Dr. Jerry Lynch, psicólogo del deporte, preguntó a corredores de élite qué era lo más importante de cara a ganar una competición:
1) La habilidad natural.
2) Un entrenamiento aplicado.
3) Una actitud mental positiva.
4) Un buen entrenador.
Una aplastante mayoría se decantó por la tercera respuesta. Y es que, en igualdad de condiciones físicas, llegará primero a la meta el corredor mentalmente más fuerte.
Prepararse mentalmente para una competición
Durante una carrera, es más sencillo controlar el ritmo que los pensamientos, las distancias que las emociones, los sprints que la autoconfianza. Más allá de cumplir con el plan de entrenamiento diario, prepararse para una competición significa tomar el control de nuestra mente para que sea potenciadora y no limitante.
Para ello debemos:
- Tener clara nuestra motivación, es el motor para no desfallecer, es nuestra ancla cuando la mente nos lleva a la deriva.
- Gestionar las dudas y la incertidumbre. Habrá que trabajar las creencias limitantes, transformándolas en creencias en potenciadoras. Por ejemplo: “no voy a poder” es una creencia limitante que podemos transformar en potenciadora “puedo lo que me proponga, así lo demuestro en diferentes áreas de mi vida”.
- Confiar en uno/a mismo/a, no boicotearse. Ante el desafío surgen en la mente dos vías: seguir adelante forzando el cuerpo o subestimar nuestra capacidad de ir más allá y abandonar.
Ni exigir ni subestimar, trabajar para que aflore la fuerza del equilibrio.
Detrás de ambas opciones hay una tercera: ni exigir ni subestimar, trabajar para que aflore la fuerza del equilibrio. Con él romperemos la resistencia desde el respeto, sin dañarnos.
- Empoderar la mente para el desafío, una práctica constante nos permitirá, desde el equilibrio, ir aumentado nuestra resistencia tanto física como mental, y como consecuencia elevará la autoconfianza.
- Activar la atención plena mediante: conectar con el momento presente, vivir aquí y ahora prestando oídos a nuestro cuerpo y a nuestras emociones. Con ella aprendemos a escuchar. Al centrarnos exclusivamente en nuestra respiración, podemos alegar los pensamientos “boicot” y agudizarnos en lo sutil. Entramos en un estado de meditación activa.
- Disfrutar del acto de correr en sí y todo lo gratificante que conlleva.
- Conectar con las sensaciones de nuestro cuerpo marcándonos pequeñas metas, sin pensar en lo que falta para la definitiva.
El secreto de la evolución no está en querer ir demasiado rápido
En definitiva:
- El secreto de la evolución no está en querer ir demasiado rápido en los logros, sino en la constancia en la práctica.
- No se trata de domar el cuerpo sino comprenderlo, cuidarlo, desarrollarlo respetando su ritmo.
- Al sincronizamos la mente con el cuerpo, no sólo aumenta el goce deportivo, sino el rendimiento.
- La disciplina nos prepara físicamente para competir, pero también nos da confianza anímica.
- Aun en el caso de que el propósito sea vencer al reloj, controlar nuestra mente supondrá menos desgaste, más resistencia y un aumento del placer al practicar nuestro deporte favorito.