La codependencia y las heridas de la infancia
¿Has oído en alguna ocasión hablar de las personas salvadoras? Son aquellas que están más pendientes del cuidado y de las necesidades de los otros, que de las suyas propias, olvidándose por completo de ellas mismas. Tienen la falsa creencia que querer es salvar al otro, sacrificarse por la otra persona.
Ahí es cuando se da la codependencia. Se trata de una forma de vinculación caracterizada por una actitud obsesiva hacia el control y el cuidado de otros, cuya tendencia será establecer relaciones con personas que tienen problemas, ya sean afectivos, económicos, sociales o a causa de alguna adicción. Y, como consecuencia, de centrarse más en el bienestar de los otros que en el de una misma. La persona codependiente ignora sus propios problemas.
Este tipo de relación puede darse tanto con una pareja, como con un familiar o con una amistad. Y sin ser conscientes de ellos, el/la codependiente puede caer en vínculos tóxicos y dañinos.
¿Qué hay detrás de la codependencia?
La codependencia refleja que existe alguna herida en nuestro interior, la cual nos impide querernos tal y como somos. Es muy habitual en personas que han crecido en una familia disfuncional, en el que alguno de sus miembros tenían alguna adicción o trastorno psicológico. También en familias cuyos progenitores han descuidado la atención hacia los hijos, invirtiéndose el rol de ambos, siendo el hijo el que hace de cuidador de su padre o madre. O en el seno de una familia en la que ha habido la ausencia de uno de los padres, una separación o constantes discusiones.
Algunas de las características de una persona codependiente son la baja autoestima, la dificultad para poner límites en sus relaciones, una necesidad obsesiva de controlar al otro, el miedo a ser abandonada, falta de seguridad y confianza a la hora de tomar decisiones, una interpretación sesgada de la realidad, hipersensibilidad a la crítica y a no reconocer el esfuerzo que hacen por los otros, tendencia a implicarse con personas con problemas y adicciones, etc.
Todos ellos, escenarios que han podido generar heridas emocionales, lesiones afectivas originadas en la infancia que condicionan la vida adulta. Esas heridas de la infancia son cinco: abandono, rechazo, injusticia, traición y humillación.
Todos tenemos heridas de la infancia, la mayoría entre 4 y 5 de las mencionadas con anterioridad. Es por este motivo, que es muy importante identificarlas y hacer un proceso de autoconocimiento para sanarlas.
Programa ’21 días para sanar las heridas de la infancia’
Las heridas emocionales impiden que la persona disfrute de una vida plena y consciente al afectarle en una o varias áreas de su vida (pareja, familia, trabajo, sexo, dinero, amigos). Es por ello que he decidido crear el programa online ’21 días para sanar las heridas de la infancia’, en el que te enseñaré 21 hábitos para poner en práctica y que te ayuden a desbloquearte emocionalmente.
¿Por qué 21? Porque la repetición sostenida de buenos hábitos reconfigura tu mente.
Este programa es para ti si quieres:
- Aumentar tu autoestima
- Ganar empatía y mejorar tus relaciones personales
- Entender ciertas situaciones y patrones que repites
- Tener una conexión más auténtica con tu esencia, tu integridad y tus necesidades
- Trabajar la comunicación asertiva
- Disminuir el estrés, la ansiedad, la depresión, etc.
- Prevenir y diluir los bloqueos
- Aprender a autogestionar tus emociones.
- Integrar herramientas para tener recursos internos para el control de la mente y de las emociones.
- Ser más consciente y vivir el presente
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Confía en la capacidad de cambio que puedes provocar en tu vida a partir de los 21 hábitos que te voy a compartir.
¡Tu camino hacia la armonía y felicidad empieza aquí!
Recupera la esencia con la que naciste.